Este penthouse de estilo nórdico y minimalista, con maderas naturales, colores claros, espacios abiertos y techos inclinados con claraboyas; es el nuevo hogar para una planificadora urbana de una organización multilateral, quién luego de vivir por muchos años en el extranjero y en ciudad de Mexico, decide regresar a vivir en Bogotá. El lugar que elige en el barrio El Chicó, es un penthouse de tres niveles con grandes ventanales, ubicado en un edificio de 35 años de antigüedad.
La distribución original del apartamento se cambia por completo, creando espacios libres y fluidos, donde las diversas actividades del día a día, transcurren lado a lado creando un ambiente y una atmosfera propicios para la vida social de sus moradores. Los techos se abren, dando paso a grandes claraboyas que lo iluminan por completo. En lugar de la escalera original de concreto, que conecta los tres niveles, se construye una escalera metálica con pasos flotantes en madera maciza de flormorado; creando así, un elemento liviano y permeable, a través del cual, se vinculan todas las actividades.
La decoración es fruto de la colección de objetos de viajes y obras de arte de su moradora y de pintores y escultores colombianos, franceses, haitianos, iraníes, indonesios, africanos y tunecinos. Los acabados rescatan la madera natural de la propuesta original del apartamento, a la vez que responden con materiales de última generación y altas especificaciones a un lenguaje diáfano y contemporáneo, son de almacenes como Granitos y Mármoles, Chimeneas de Colombia, Hunter Douglas, Artemide y Vibia de La Nuit, HighLights, Grifox Boutique, Laminados y Blindados, Alfa, Sumak y Tekka, entre otros.